viernes, 29 de abril de 2011

FUNDAMENTOS EDUCATIVOS DE LA LOGOPEDIA: PROYECTO DE INNOVACIÓN DOCENTE

En el siguiente texto, vamos a explicar una intervención con la familia de un niño que padece disfemia. Dicho proceso, consta de cuatro fases que se desarrollan a continuación.
 La primera consiste en establecer una relación entre el logopeda y la familia. Observamos un ejemplo claro de esta relación cuando se le pide a la madre los informes psicológicos realizados al niño en la última revisión, relacionados con sus problemas de lectoescritura.
En esta etapa el logopeda pide la colaboración de la madre para poder llevar a cabo ejercicios en casa, a través de rutinas y de una forma lúdica. Se le anima a practicar sólo aunque con la presencia de alguien que le escuche.
Es conveniente que se establezca un vínculo entre la sala de logopedia, familia y contexto escolar, por ello el logopeda se pone en contacto con el profesor para darle pautas que ayudarán al niño a superar la disfemia.
Se informó a la familia sobre los resultados obtenidos, ofreciéndole toda la ayuda y apoyo que necesiten.
En la segunda fase, que es la búsqueda de soluciones, lo principal es la implicación de todos los integrantes, para así ir dando pequeños pasos que propicien cambios en la formación del niño.
Como un primer paso, se intentó establecer con el niño una buena interacción, mostrando interés por sus dificultades, ya que su motivación hacia el tratamiento no era muy alta. Posteriormente, se le preguntó por su interés a solucionar la disfemia y se le animó a fijar objetivos concretos.
            En la tercera fase, el logopeda enseñó recursos al niño para que pueda llevarlos a cabo durante el tratamiento. Se fomentó la toma de iniciativa del paciente, estimulándole para que practique en la sesión y en casa, poniéndolos luego en práctica en el colegio. Se le marcó un ejercicio de seguimiento para que mejorara en la lectura. Una vez que el niño va controlando la tarea se le deja libertad y autonomía par que practique en casa
Para evitar los bloqueos en las conversaciones rutinarias se le propuso como tarea hablar mediante el habla enlentecida. A su vez, también se les dio pautas a los padres sobre aspectos lingüísticos de su expresión que debían mejorar, para así facilitar esta tarea al niño.
Junto con el patrón de habla enlentecido se llevó a cabo un entrenamiento de relajación, para que el niño controlase la tensión en situaciones en las que se ponía nervioso. A media que avanza en esta tarea y su habla se hace más fluida se le planteaba situaciones más difíciles en las que si se ponía nervioso, podría utilizar trucos como bajar la voz, cuchichear, etc.
En la cuarta y última fase, el logopeda planifica el seguimiento para la valoración de la situación y posible evolución, retroceso, etc.
Tras 12 meses de tratamiento, el paciente había conseguido hablar sin bloqueos en todas las situaciones, por lo que se distanciaron las sesiones dejándolas en una sesión semanal, advirtiéndole que debía seguir los ejercicios y practicar su patrón de habla.
Tres meses después, se continuó con sesiones quincenales en las que se le indicaba cómo resolver situaciones conflictivas en las que se pudiera poner nervioso.
Finalmente, se le dio el alta a los 19 meses y dos años después persistían sus avances significativamente.




Audiencia: Dirigido a alumnos de 1º de Logopedia.




miércoles, 27 de abril de 2011

PROYECTO DE INNOVACIÓN DOCENTE

Ante la preocupación de los padres de Juan por el lenguaje de su hijo, nos centraremos en resolver sus dudas.
Respecto a la comprensión semántica informarles  que ésta se adelanta a la producción semántica, es decir, los niños aprenden palabras y expresiones antes de poderlas producir. Por lo que podemos decir que comprensión y producción son dos procesos independientes. Esto ocurre porque para producir es necesario comprender y producir; en la producción semántica está implícita la comprensión. Los niños tardan más en producir que en comprender, ya que, la producción implica recordar la palabra y su significado, lo que es más difícil y además hay que pronunciar la palabra correctamente. Por el contrario, en la comprensión semántica solo se necesita reconocer el significado. Según Benedict (1979) la comprensión se da en torno a  los nueve meses y la producción en torno a los doce. Cuando los niños comprenden cincuenta palabras, sólo son capaces de producir diez.
El niño, según McNeill, se encuentra en la etapa “holográfica” o “frase de una palabra”. Cada palabra constituye una frase por sí misma (frase implícita). Esto es debido a que las dificultades expresivas le impiden hacer emisiones más largas, aunque en su mente son más extensas y completas. Por ejemplo, el niño cuando dice “agua”, quiere decir “mamá quiero agua”.
Dos características importantes de esta etapa son las sobreextensiones y las infraextensiones.
La sobreextensión o generalización consiste en utilizar una palabra para expresar objetos  de la misma clase. Por ejemplo, cuando Juan designa a todos los animales de cuatro patas como “guau”. Esto se da cuando el niño está empezando a adquirir la explosión del léxico. A medida que aumenta el léxico baja la sobreextensión.
Por otra parte, la infraextensión o subextensión consiste en reducir el campo semántico de una palabra para referirse a un objeto. Por ejemplo, cuando Juan usa la palabra “tota” para designar su pelota preferida. Esta característica también se da al principio de la adquisición del léxico y es de corta duración.
Como conclusión, informar a los padres de Juan que es normal que su hijo comprenda más de lo que produce, ya que a los 18 meses, la edad que tiene el niño,  por cada palabra producida comprende más de dos palabras nuevas (Benedict 1979). Y no se debe a que no le hayan hablado al niño lo suficiente cuando era más pequeño. Aunque si les recomendamos que estimulen el lenguaje del niño hablándole y leyéndole cuentos ya que, esto es beneficioso para el desarrollo lingüístico del niño.



*Dirigido a estudiantes de 1º de Logopedia


 GRUPO 8

Díaz García, Rosario
Morales Campos, Raquel
Palacios Alcolea, Gloria Mª
Sánchez Chiquero, Verónica
                                                                                                                                                      

domingo, 3 de abril de 2011

DIFERENCIAS ENTRE EL MODELO CONDUCTUAL Y COGNITIVO

El aprendizaje es el proceso por el cual se adquieren nuevos conocimientos, conductas, valores, etc. Este proceso puede ser analizado desde distintas perspectivas, pero nosotros nos centraremos  por un lado, en el modelo conductual, cuyos autores más relevantes fueron Pavlov, Watson, Skinner y Bandura; y por otro, en el modelo cognitivo, desarrollado por autores como Atkinson y Shiffrin. En este artículo se definirán ambos modelos y veremos las diferencias más relevantes que existen entre ellos.
El modelo conductual se centra en el estudio de la conducta observable y el control de las variables que inciden en ellas; mientras que el modelo cognitivo centra su interés en el sujeto y sus procesos mentales, cómo procesa la información y da significado a lo que ha aprendido. El modelo conductual rechaza el estudio de estos procesos porque no son observables.
Es por esto que el modelo conductual es incapaz de explicar el aprendizaje de procesos de alto nivel, como el razonamiento o las capacidades lingüísticas superiores, mientras que el modelo cognitivo sí puede hacerlo.
Mientras que para los conductistas es el entorno el que influye en el aprendizaje y las conductas de los seres vivos, los teóricos cognitivos no aceptan que los comportamientos estén regulados sólo por el medio externo. Para ellos también es importante la influencia de los procesos cognitivos (la atención, la percepción, la metacognición, etc.).
En el modelo conductual, la idea principal es que el ser humano está determinado por su entorno y que la única manera de entender su comportamiento es a través del estudio de sus conductas observables. El modelo cognitivo, postula que las emociones y conductas de las personas están influidas por su percepción de los eventos. La forma en que sienten las personas está asociada a la forma en que interpretan y piensan sobre una situación.
En conclusión, podríamos decir que el modelo cognitivo complementa al modelo conductual. Por eso, muchos autores se han basado en las características de ambos para desarrollar un modelo conjunto denominado conductual-cognitivo. Según este nuevo modelo aprender no sólo consiste en responder a algún estímulo (E-R) como plantea el modelo conductual, sino que también son importantes los procesos cognitivos del sujeto para explicar el aprendizaje.